martes, 4 de septiembre de 2012

El “Caso Banchero”
Guillermo Thorndike


El Caso Banchero es el libro que despertó hace ya varios años mi curiosidad y gusto por las historias de la vida real que ocurrieron en nuestro país. Creo que ningún amante de la investigación y de lecturas de intrigas debe perderse esta obra, aún cuando fue escrito por Guillermo Thorndike hace más de 40 años. Periodistas policiales, judiciales y de investigación sin duda encontrarían en esta obra una verdadera inspiración para desarrollar su trabajo.

El libro trata sobre una historia de la vida real contada en forma de novela, la tortura y asesinato de Luis Banchero Rossi, un hombre de negocios que había construido el imperio pesquero más grande del mundo y que consiguió manejar el mercado mundial de la harina y aceite de pescado. Este crimen se realizó 1 de enero de 1972 en la casa de campo de Chaclacayo del Empresario y el hijo del jardinero, Juan Vilca Carranza, fue el principal sospechoso. Se hicieron denuncias en las que se sostenía que Vilca mató a Banchero motivado por la envidia que sentía por él, debido a su éxito económico y con las mujeres. 

Banchero habría estado en su casa de campo con su secretaria, Eugenia Sessarego en una cita romántica y Vilca habría aprovechado esta distracción para reducirlo con una pistola, que el mismo Banchero guardaba en su residencia, y para asesinarlo a golpes, violando después a la secretaria. Esta historia se narra en la película de Francisco Lombardi “Muerte de un magnate” (1980).


El libro hace un importante análisis de los errores cometidos por la investigación judicial y policial respecto a este caso ya que se evidencia el proceso irregular y la forma absurda en que se perdieron evidencias que pudieron aclarar el caso.

La historia del libro atrapa al lector desde sus primeras páginas.  El autor empieza contando cómo Banchero se inició en el mundo de la pesquería y cómo fue agrandando su imperio con la creación de nuevas empresas para llegar al  principal objetivo de la obra: analizar el asesinato de uno de los hombres más poderosos del país. Para esto Thorndike utiliza una cuenta regresiva que empieza desde las 200 horas. Conforme se acercan a los últimos momentos de vida de Banchero esta cuenta detalla, minuto a minuto y segundo a segundo, los sucesos.


En el libro se analiza el acta del fiscal que señala a Juan Vilca como el asesino y se demuestra la falta de coherencia o las oposiciones entre los exámenes forenses. Un ejemplo de ello es la contradicción entre el aspecto físico de Vilca y los daños que como tal podría ocasionar. 

El acta judicial sostiene que clavó puñaladas a Banchero Rossi; pero a su vez reconocen que el hijo del jardinero pesaba solo 48 kilos; según estos datos Vilca solo podría tener 900 gramos de fuerza en sus brazos; por lo que no pudo tener la fuerza suficiente para causar los daños físicos con los que se halló a Banchero: tres costillas fracturadas a causa de puñaladas.

Así como este, se presentan otras evidencias que demuestran que los sistemas de investigación judicial y policial actuaron en forma poco regular y sospechosa en 1972, ya que se desencadenaron una serie de errores que no se pueden aceptar como involuntarias en personas con un vasto conocimiento de criminalístico.

Thorndike presenta también otras hipótesis sobre la muerte de Banchero Rossi que ya estaban circulando en las calles por esos años y que están relacionadas al contexto en el que se desarrolló este caso. En ese entonces el general Juan Velasco Alvarado gobernaba el país, en 1970 se vivía una revolución socialista “A la peruana” no comprometida con ninguna potencia mundial, que liquidaba opresiones y abusos utilizando la antigua tradición cooperativista del Perú; pero, quienes no estaban de acuerdo con esto podían convertir libremente sus capitales en monedas extranjeras y llevárselos del país. Cualquiera podía comprar billetes de dólares sin rendirle cuentas a nadie.

Banchero Rossi
Fue así como la fuga de dólares amenazaba destruir la estabilidad monetaria del país y del Gobierno de Velasco por lo que este, en ese mismo año, 1970, promulgó un decreto ley en el que daba un  plazo de 30 días para que todos los peruanos declararan sus inversiones en dólares en el país y en el exterior; sus acreencias y depósitos. Quienes mantenían cuentas fuera del país, caso que podría ser de Banchero Rossi, debían liquidarlas por intermedio del Banco de la Nación. Quienes no cumplieran podían ser castigados con prisión de hasta cinco años y una multa por el delito de defraudación.

En este punto del libro Thorndike guía directamente al lector hacia la nueva hipótesis que es más creíble y lógica ya que si Banchero Rossi no cumplió con declarar sus capitales en el extranjero habría dado un poderoso motivo de chantaje a terceros y un buen móvil para asesinarlo ya muchos ansiarían encontrar la inmensa suma de dinero que Banchero no habría declarado al Gobierno de Velasco. Este chantaje habría terminado en asesinato ya que se corría el riesgo de que Velasco diera amnistía para repatriar capitales extranjeros y el empresario sin más motivos para aceptar extorsiones podría acusarlos y  encarcelarlos.

Esta nueva hipótesis de extorsión a Banchero Rossi y posterior asesinato tomó más cuerpo ya que se creyó que antes de matarlo se le sometió a diversos golpes para que confiese su número de cuenta. Nunca se supo si llegaron a obtener el número de cuenta o no de Banchero en el extranjero, lo único de lo que se tiene certeza es que en 1972 se dio un crimen nunca antes visto por su naturaleza y por su planeamiento tan perfecto. Hasta hoy no hay luces a ciencia cierta de lo que realmente ocurrió.


domingo, 2 de septiembre de 2012


UN MUNDO, UN ORBEGOZO



En tokio

Testigo de su tiempo es el libro que Manuel Jesús Orbegozo publicó en abril de 2007. Publicación que me acercó  aun más a este notable periodista durante mi etapa universitaria, pues con el propósito de escribir un reportaje, tuve la suerte de acudir a su domicilio en reiteradas oportunidades. Recuerdo las largas tardes en su sala, ante la atenta mirada de sus más de 500 buhos de colección que adornaban su casa y la interrupción, cada cierto tiempo, de su nervioso loro que carreteaba en forma inesperada. Ahí, no solo pude conocer al profe Orbegozo como todos los llamábamos en San Marcos, sino también al periodista apasionado que no dudaba en contar detalles de sus viajes alrededor del mundo y de mostrar cada albúm de los más de 200 que tenía guardadas como verdaderos tesoros en su computadora. Parte de esas imágenes que me regaló así como anécdotas curiosas que me contó como el de su casamiento en el Congo, la soberbia del pintor Guayasamín  y de su abandono a la vida militar, comparto hoy con ustedes.

MJO, como Orbegozo acostumbraba firmar sus publicaciones periodísticas, fue uno de los periodistas más reconocidos de los años cincuenta  que siempre supo guardar y administrar muy bien sus recuerdos, esto lo podemos comprobar no solo los que lo conocimos sino también los que leyeron Testigos de su tiempo, libro de memorias de tres tomos donde narra todas las experiencias de los viajes alrededor del mundo que tuvo que realizar para cumplir su labor periodística.

En el Partenón

Este libro fue prologado por Luis Jaime Cisneros, ex presidente de la Real Academia de la Lengua Española y el prefacio estuvo a cargo de Alfonso Grados Bertorini, amigo entrañable de trabajo y experiencias de Orbegozo. Prefacio que su autor asegura tener el placer de realizarla ya que conoció y apreció el trabajo realizado de quien para él fue y será siempre, uno de sus mejores amigos.

Quienes conocieron a Manuel Jesús Orbegozo, colegas, amigos y compañeros de bohemia del periodista natural de Otuzco lo califican como uno de los mejores periodistas de los años 50. Esta época, decía Orbegozo, no se repetirá ya que las nuevas generaciones de periodistas han perdido la esencia que hacía más apasionante la profesión, pues ahora los periodistas no son verdaderos testigos de su tiempo.


Con la madre Teresa de Calcuta
 
En el desierto de Gobi
MJO fue testigo vigoroso de innumerables acontecimientos alrededor de mundo. El trabajar en tantos medios le dio la posibilidad de conocer a figuras internacionales de gran trascendencia, como Heminngway, Guayasamín, un pintor que cuando el periodista le preguntó quienes eran los cinco pintores más grandes del mundo actual, este le mencionó solo cuatro. El quinto era él. Manuel Orbegozo escribió denunciando su soberbia. Cuando regresó años después, Guayasamín le dijo que ya no era soberbio.

Orbegozo conoció también a Lesh Walesa cuando este salía de la prisión (Walesa llegó a ser presidente de Polonia, pero más tarde dejó el cargo). También, estuvo con Pol Pot, 48 horas antes de que fuera derrocado por los vietnamitas, a los diez años de ese encuentro fue a buscarlo; pero, no lo encontró. Poco tiempo después apresaron a Pol Pot y apareció en lo periódicos como uno de los delincuentes más peligrosos del mundo.

Con la Madre Teresa de Calcuta
Conoció a Mao como a la madre Teresa de Calcuta quien le regaló un rosario. A ella la vio limpiándoles el sudor, las lágrimas y saliva a los moribundos de etiopia. Estuvo en cinco citas con Gorbachov, dos con Bush, una con el papa y una con Teng Suiao ping.

Aunque no todos los saben Manuel Jesús Orbegoso se casó en uno de sus viajes. Una de las anécdotas que él calificaba como la más espectacular, fue su casamiento con M’Bare en el Congo, dijo que lo hizo para conseguir la visa que le daría la posibilidad de viajar a Bangui y estar presente en el juicio de Bokassa, un napoleón africano que fue denunciado por sus connacionales de haber robado demasiado y haber abusado mucho del pueblo.

El periodista  se casó con la secretaria del consulado en Congo. Luego de realizada la ceremonia el periodista engañó a su esposa y se fue a su hotel, ese mismo día a escondidas viajó a Bangui. Posteriormente envió postales M’Bare, pensando que de alguna forma disminuiría su falta, sin embargo ninguna de ellas fue contestada. Hasta hoy  el periodista no la ha vuelto a ver y espera no hacerlo no solo por la distancia que los separa, sino porque no tendría cara para hacerlo.

Para el periodista peruano, la pasión por su carrera era lo más importante y agotaba todos los medios existentes para conseguir la información que se le había encomendado. Reconoció que su comportamiento causo daño en otra persona; pero, en ese momento, era prioridad el juicio de Bokassa al que debía acudir, y el periodismo "era primero que todo". Esta anécdota es poco conocida, pero sucedió y todo esto es narrado al detalle en su libro con la publicación de las fotos que dan crédito a lo mencionado.

En un desfile en el Sahara
En una conferencia en la universidad Ricardo Palma el periodista del 50 contó esta anécdota del matrimonio con M’Bare y como era de esperarse causó mucha polémica y dividió al auditorio, había quienes calificaban de poco ético engañar y jugar con los sentimientos de una extranjera y quienes defendían la astucia del periodista para conseguir la visa.

Manuel Orbegozo fue director de la escuela de Comunicación Social de la Universidad de San Marcos. A pesar de quienes afirmaron que los últimos años de su vida vivió enfrascado en sus logros pasados, los que tuvieron la posibilidad de trabajar con él, afirman que es una persona que busca siempre motivar a las personas y de inspirar en ellas la pasión por lo que hacen,  además de ser una persona calmada, dócil; pero no manipulable, ya que sabe muy bien tomar sus decisiones y ser consecuente con todas ellas, muchos de los que lo conocemos coincidimos en señalar que  hablar con él es un aprendizaje contínuo porque hasta conversando con él se aprendía.


Particularmente, lo que más recuerdo del periodista es su vehemencia para realizar ciertas cosas, coleccionó adornos de búhos de todos las partes de mundo; así como, tenedores, cucharas y cuchillos de todos los viajes que realizó; todos tenían una firma grabada o un distintivo que señalaba su procedencia. El reconocido periodista de los años 50 se las ingeniaba para robar los cubiertos de cada avión que lo transportaba. En su biblioteca además de sus libros autografiados (uno de ellos por Pablo Neruda), también guardaba sus múltiples carné de prensa, boletos de viaje y, cómo no, la cámara fotográfica a rollo con la que tomaba fotos de cada lugar que conocía. Pero, lo que más llamada la atención si duda eran sus condecoraciones, un sombrero de Vietnam, un terrón del muro de Berlín, una bomba, un pedazo del uniforme de un soldado extranjero muerto ante sus ojos y más búhos que demostraban la experiencia y trascendencia a la que hacían referencia sus amigos y compañeros de trabajo.


Su libro



Testigo de su tiempo es el resumen de las experiencias de quien desempeñó su labor periodística sin mayores escándalos.  En 1951 Manuel Jesús Orbegoso vino de Otuzco, La Libertad a Lima, sabía que e la capital tendría más oportunidades de mostrar su trabajo y de conseguir que lo valoren. Pudo viajar por todo el mundo y  publicar sus memorias con el fin de incentivar el amor por lo que el considera su mayor pasión, el periodismo.

En Bagdad

En su libro no solo cuenta sus vivencias, sino que describe las destrezas periodísticas que realizó para conseguir la información.

Manuel Jesús Orbegozo, periodista querido y admirado por muchos de los que lo conocieron hizo el viaje más largo de su vida el 12 de setiembre de 2011, pero nos dejó su recuerdo y su obra: Testigos de su tiempo. Depende de cada uno, tener o no, las escrituras de alguien que ha sido testigo de infinidad de hechos grandes y pequeños, de alguien que, según sus amigos, nunca puso atajos a su trabajo. De alguien que afortunadamente abandonó la idea de ser militar y retirarse de la escuela de chorrillos para convertirse en el periodista que  conocimos. 

Gracias por su tiempo, por haber estado entre nosotros, por su predisposición a enseñar. Descanse en paz y gracias por ser mucho más que testigo de su tiempo.



En la Muralla China







martes, 3 de abril de 2007

Muerte en el Pentagonito... Los cementerios secretos del Ejército Peruano


Ricardo Uceda


Ricardo Uceda ha dirigido importantes investigaciones periodísticas en el Perú, entre ellas la que descubrió los crímenes del Grupo Colina, un equipo del ejército peruano dedicado a realizar ejecuciones extrajudiciales en los años noventa.
Fue director del semanario Sí y jefe de la unidad de investigación del diario El Comercio. Actualmente dirige el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS).


Muerte en el Pentagonito es un libro publicado por Ricardo Uceda en el 2004 en el cual se narran los secretos militares de la lucha antiterrorista en el Perú.
Este libro describe todas violaciones a derechos humanos que el Ejército Peruano, a través del Servicio de Inteligencia, cometía en el lapso de los años 1982 hasta la caída del régimen Fujimontesinista en 1993, donde los culpables operativos de secuestros, detenciones extrajudiciales y matanzas fueron sentenciados por la justicia peruana y algunos responsables intelectuales de semejantes latrocinios consiguieron ser inmunes a ella a través de suspicacias legales que los mantienen de algún otro modo con beneficios penitenciarios o en algunos casos en situación de “no habidos”.

Jesús Sosa Saavedra es uno de ellos, ex miembro del Servicio de Inteligencia Militar cuya trayectoria de asesino empezó en el gobierno de Belaúnde, luego en el de Alan y finalmente en el de Fujimori. Es precisamente en base a este personaje que se desarrolla la narración pues se usan sus acciones como hilo conductor que permite fácilmente unir una violación de derechos humanos tras otra. Sosa quien fue también miembro del conocido Grupo Colina participó de todos y cada uno de los casos más sonados por la prensa nacional, como son Barrios Altos, La Cantuta, El Santa; así como las innumerables desapariciones de miles de personas en ayacucho.

Muerte en el Pentagonito no es más que la revelación, en base a testimonios y pruebas documentales, de que el sótano del Cuartel General del Ejército Peruano, conocido por todos como el Pentagonito, se convirtió en un cementerio donde secuestraban, torturaban e incineraban cadáveres en un horno que inicialmente se usaba para quemar la papelería del edificio.

No era raro encontrar el horno del pentagonito prendido a partir de medianoche y respirar menta y eucalipto en los alrededores, ya que eran las plantas encargadas de despistar el olor a carne chamuscada y quemada. El fuego no cesaba de arder hasta que los huesos se convirtieran en cenizas para luego ser recogidos en un costal y esparcidos en los jardines principales del cuartel del Ejército Peruano.


El libro se divide en 20 capítulos los cuales mencionaré solo algunos:

1. El primer Jesús Sosa

La historia de este capítulo se enmarca en el año 1982 tiempo en el que el Perú estaba siendo azotado por la feroz guerra del terrorismo que había atacado principalmente los andes peruanos y Ayacucho era el centro de operaciones de Sendero Luminoso.

Por ese motivo el entonces presidente del Perú, Fernando Belaúnde, decidió enviar un destacamento clandestino de agentes a Huamanga a fin de que (en forma encubierta) reúnan la mayor cantidad de información posible acerca de Sendero Luminoso. Los agentes no consiguieron mejor manera de hacerlo que haciéndose pasar por vendedores de ropas interiores lo cual les permitió estar en las plazas y calles conversando con la pobladores con la excusa de ofrecer sus productos, sin embargo era extraños para los ayacuchanos y sus verdaderas identidades como militares no tardo en descubrirse. Entre los enviados a huamanga estaba Jesús sosa Saavedra.

Al margen del inicio de las actividades del ejercito en supuesta defensa del Estado Peruano en este capítulo se destaca el gran cambio de personalidad que Jesús Sosa sufre pues de ser considerado por sus conocidos como un joven metódico, estudioso y poco violento se llegó a convertir en uno de los militares más despiadados, uno de los que no les temblaba la mano para matar de un tiro en la cabeza a un sospechoso, de incinerar sus cuerpos, de enterrarlos y desenterrarlos según convenga.

2. La retransmisión

Se retransmitió la Segunda Conferencia Nacional que Abimael Guzmán ofreció a sus colegionarios; en este capitulo se explica como el líder se Sendero Luminoso motivaba a sus camaradas a seguir en pie de lucha y programaba los ataques que seguían. Es en esta parte del libro en donde se conocen los nombres de los líderes senderistas así como de sus respectivos roles frente a los comités centrales y regionales en los que estaban divididos en todo el país.

En reuniones como estas se recriminaban fallas en los asaltos así como lo que ocurrió en el asalto a la cárcel de Huamanga donde se suponía que liberarían a sus camaradas. El plan inicialmente no funciono por la falta de confianza de uno de los dirigentes, pero, posteriormente consiguieron liberar a la mayoría.

3. La experiencia de matar

En 1983 todos los que más adelante formarían el Grupo Colina estaban en Ayacucho haciendo sus “pininos” como militares, Jesús Sosa, Ángel Pino, Hugo Coral, Julio Chuqui, Nelson Carvajal, Ángel Sauni y hasta Enrique Martín Rivas, quien sería el jefe prominente del Grupo Colina.

Por estas fechas ocurrió la matanza de periodistas en Uchuraccay en la que se sostenía que fueron confundidos como terroristas ya que los campesinos luego de matarlos a golpes y a machetazos mostraron a la policía una bandera roja con hoz y martillo que según ellos, los periodistas traían consigo.

Por otro lado, la primera experiencia de matar para Jesús Sosa llegó al victimar por mandato de su comandante a un detenido de Seccelambra en Ayacucho.

Sendero Luminoso por su parte realizaba la Tercera Conferencia Anual y decidió “escarmentar” a comunidades ayacuchanas que habían matado a senderistas y realizó tres sangrientas incursiones en Uchuraccay, en las que murieron unas cincuenta personas y en Lucanamarca (Huaychao) donde acuchillo a cuarenta y cinco pobladores mostrándose como una cruel organización criminal frente al país.
4. La isla de la fantasía
Denominación que le dieron a Totos, un pueblo ayacuchano pequeño cercano a Veracruz (otro pueblito en donde la actividad terrorista era continua).

A este lugar fue delegado Sosa a fin de relevar a un capitán por dos meses que después terminó en muchos más, en este lugar capitán Bazán, como era conocido José Sosa, produjo sus primeras torturas a sospechosos terroristas que eran capturados en los alrededores del destacamento, eran muy conocidos ya dos modalidades de tortura; una consistía en colgar a los detenidos de los antebrazos atados por atrás y otra, en sumergirles la cabeza en el agua, la colgada y la tina para decirlo en términos más conocidos. A las torturas le seguían los asesinatos, tiros en la cabeza y la desaparición de los cuerpos los cuales inicialmente eran arrojados a un barranco donde sería muy difícil encontrarlos o donde creaban la duda de ser victimas de los militares o de Sendero Luminoso.

Después de esta experiencia Sosa fue llamado para hacer otros interrogatorios seguidos de torturas asesinatos y desapariciones, así como para poner bombas y secuestrar personas. Todo ello lo había aprendido a la perfección. Sosa era el experto ejecutando detenidos.

5. La casa rosada

(Todavía enmarcados en el año 1983). La casa rosada era como se conocía a una sede del destacamento militar por el color de su fachada. Fue el lugar donde la rutina de buscar, interrogar y desaparecer terroristas adquirió mayor experiencia y admitió reajustes pragmáticos, por ejemplo los cadáveres no siempre desaparecían, exhibirlos también tenia sus ventajas. Primero los cadáveres eran arrojados a la quebrada el Infiernillo, luego al abismo de Huatatas.

Las víctimas en esta casa experimentaron nuevas modalidades de tortura como es la violación, inyección de veneno, tiro al blanco, desprendimiento de extremidades ,etc. las cuales son narradas con minuciosidad en este libro ya que según el autor, es la única manera de acercarse al menos un poco a los horrores de la guerra que se libró por esos años.

6. La ladrillera

(1985), Alan García asume el mando de Presidente la Republica. La desgracia cayó sobre la base los Cabitos de Ayacucho, el nuevo Presidente del Perú pedía un informe de todas las matanzas que habían sido comprobadas como responsable el ejército incluyendo Accomarca.

Se destituyó al general Mori, lo cual trajo preocupaciones a todos los militares quienes ya tenían en sus conciencias el entierro de cientos de muertos en los terrenos del Cabito convertido en un cementerio clandestino del cuartel. Para ese entonces Sosa ya estaba en Lima y fue llamado por el general Mori a fin de que integre un equipo de militares encargado de desenterrar y desaparecer los 500 muertos aproximadamente que se hallaban en los terrenos del cuartel. Temían ser descubiertos por el nuevo general que amenazaba investigar las denuncias de desapariciones.

Es así como todas las noches un grupo de militares se dedicaban a excavar y extraer cadáveres en descomposición para ser ordenados en grupos uno sobre otro o en partes y ser tirados a un horno de ladrillos que mandaron a hacer en el cuartel donde los quemaban hasta que los cuerpos se convertían en cenizas.

(1986), Lima empezó a padecer ataques en la ciudad, las cárceles estaban infestaban de sospechosos de terrorismo, los acusados morían en los penales, Lurigancho dejó como saldo más de treinta cadáveres amontonados en el piso del penal, lo mismo ocurrió en la matanza del Frontón y todos los casos de terrorismo que conocemos gracias a los medios de comunicación y que considero ningún peruano debe de desconocer a fin de que se forme un juicio al respecto y conozca de todas las violaciones que se cometieron por esos años no solo por parte del Ejército Peruano sino también por el grupo terrorista Sendero Luminoso, así como del MRTA.

Muerte en el Pentagonito narra muchos casos más de muertes y desapariciones, narrarlas aún resumidas en este block estoy segura que me llevaría a omitir muchos datos importantes, lo ideal es que los peruanos nos animemos a conocer nuestro pasado que, a mi parecer, puede volver al presente en cualquier momento.

jueves, 14 de diciembre de 2006

La calavera en negro.... Acerca del último libro de Gustavo Gorriti


Gustavo Gorriti, periodista peruano que ejerce el periodismo particularmente de investigacion, desde 1981, fue codirector del diario La República desde fines de 2004 hasta principios de 2006. Actualmente, es presidente del Instituto Prensa y Sociedad, y miembro del Consorcio Internacional para el Periodismo de Investigación.


El título del último libro publicado por Gustavo Gorriti, La Calavera en Negro, cuya portada menciona solo la frase “el traficante que quiso gobernar el país”, sin colocar nombre alguno, despertó mi curiosidad y motivó a ir a la Feria Ricardo Palma a revisarlo para enterarme de quién se trataba, sin embargo cuando lo tuve en mis manos me di con la sopresa de que estaba sellado, una bolsa delgada de vinifan fustró mi deseo de leer clandestinamente el libro. Decidí ver las novedades de los demás editoriales, pero seguía pensando en el personaje de la historia del ex codirector del Diario la Republica, asi que regresé al stand de Editorial Planeta, que fue donde vendian el libro de Gorriti y finalmente lo compre.


Este libro trata sobre la historia de un narcotraficante que quiso gobernar el Perú pero no como presidente, sino como un poderoso ser influyente en la vida y política de nuestro país.


Carlos Langberg


La historia se escribe en la época en que Belaúnde Terry fue nuestro presidente, donde caretas era uno de los medios de comunicación con mayor credibilidad de aquellos años, con Enrique Zileri a la cabeza y Gustavo Gorriti en su etapa de inicio como periodista de investigación, oficio que hasta hoy realiza. Carlos Langberg, ahora un hombre 91 años, fue un personaje millonario vinculado al Partido Aprista Peruano y al narcotráfico que publicaba un diario denominado P.M. en donde lanzaba diatribas e improperios contra el gobierno de Belaúnde y contra los directores de los demás diarios, a los que consideraba su competencia.

Pagina en Blanco, sección del diario P.M.

En realidad P.M. era como un minidiario, de formato más pequeño que el estandar, y de pocas hojas, sin embargo las suficientes para molestar a más de uno y someter a sus redactores, ya que se conocía el lado oscuro de la personalidad del director, Langberg, gracias a los testimonios de personas allegadas a él, que lo calificaban como un hombre impulsivo que no vacilaba en insultar a sus trabajadores o disparar al techo de la redacción del diario.

Una de las portadas del Diario P.M.,
cuando un periodista, Guido Monteverde,
renunció al trabajo

Este hombre cuya verdadera vida fue puesta al descubierto por la Revista Caretas estuvo involucrado en el comercio de 475 kilos de pasta básica lavada de cocaína, que para ese entonces era una cantidad desorbitante considerada como la máxima cantidad de toda América Latina, año 1980.

Portada de la Revista Caretas
donde se denuncia a Carlos Langberg


Creo que no puedo seguir sin antes explicar a qué se debe el título de este libro, bien, Calavera en Negro es un símbolo, como el de la portada, que representa a la mafia mexicana con la que Langberg tenía contactos ya que era dueño de diversas empresas “prósperas” en el país azteca. Se dio este nombre al libro porque, considero, representa el temor y la mafia a la que hace referencia toda la historia.





Carlos Langberg fue señalado como el financista de la candidatura de Armando Villanueva por el APRA y como una persona inflluyente en el partido, había quienes afirmaban que éste imponía sus órdenes y causaba miedo en el interior del partido. La revelación de Caretas, en la que denuncia periodísticamente a este magnate como narcotraficante y pone en evidencia su verdadera cara, causó revuelo en esos tiempos y se abrió investigación al respecto en la Fiscalía de la Nación cuyo fiscal, en ese entonces, era Gonzalo Ortiz de Zevallos y la persona encargada de la comisión Ah Hoc para averiguar la denuncia, fue Blanca Nélida Colán, la misma que ahora está en prisión por haber participado en la mafia fujimontesinista.


Blanca Nélida Colán en los inicios de su carrera

Se menciona también el trabajo de un diminuto personaje de bigote ralo que tapaba una cicatriz del labio, Fernando Olivera, quien era en ese tiempo, secretario del Fiscal de la Nación.

Gonzalo Ortiz de Zevallos y Fernando Olivera

También, se nombró una comisión Ah Hoc en el Congreso de la República bajo la dirección del congresista ayacuchano Bonifacio Quispe Cusi y Alan García Pérez como miembro de la misma. Al terminar la in investigación Quispe Cusi declara como culpable a Langberg y para sorpresa del partido aprista, Alan García hace lo mismo.



Alan García y Bonifacio Quispe Cusi

Por causas de amenazas, Nelida Colán deja el caso y lo prosigue Manuel Balarezo. Langberg luego de varias confrontaciones y cruces de información en las que el multimillonario gritaba su inocencia fue condenado a 15 años de prisión, tiempo que cumplió en la cárcel inicialmente y después en un cuarto del Clínica Maison de Santé.

Gustavo Gorriti para describir esta historia utiliza un lenguaje bastante sencillo e interactivo donde intercala sus inquietudes, dudas y temores, de ese entonces, para narrar detalladamente cómo eran los días de investigación en la Revista Caretas, y más aún, los días de cierre en los que un director veterano como es Enrique Zileri gritaba: “escriban ¡viejos! ¡escriban! ¿nunca van a acabar sus notas a tiempo?, ¡esta semana no salimos si no terminan ahora de redactar!”… y completaba la frase diciendo que si seguían así la revista se iría a ruina al igual que el periodismo, por no tener la agileza de cumplir con los tiempos.

Para terminar, creo que este libro habla del papel de la Revista Caretas para catapultar a Alan García a la presidencia de la República, ya que a raíz de la investigación de Gorriti se descubrieron las corrupciones de altos dirigentes apristas y se apostó internamente por el cambio de generación en los cargos directivos donde el todavía joven Alan García Pérez salió elegido como Secretario General y posteriormente Presidente del Perú en su primer periodo, 1985-90.

Considero que este libro se torna interesante para quienes, debido a su corta edad, no conocen de estos hechos, creo que estas historias ayudan a entender cómo las personas que ahora están en el poder accedieron a ella y cómo los que algún día fueron poderosos hoy están en la ruina personal, económica y moral. Un tema interesante para cualquier peruano que quiera conocer y entender un poco más la historia de su país.

domingo, 26 de noviembre de 2006

¿Cómo va la prensa?... derecho a la intimidad e información, otra colisión del periodismo

Opinión
Han sido muchas las situaciones en las que periodistas, en el ejercicio de su carrera, se han visto involucrados en problemas legales debido al mal tratamiento que le dan a una información y a la falta de ética que ello constituye para la labor periodística.


Como sabemos el carácter colegiado de un periodista es voluntario y a parte del Consejo de la Prensa Peruana, que no es reconocida por todos, no existe otra institución que respalde y regule el buen ejercicio de esta actividad; sino por el contrario, queda en los profesionales la responsabilidad de cumplir su trabajo de acuerdo a las normas éticas que la profesión exige, sin violar, ni vulnerar los derechos inherentes a toda persona.

En la prensa son muy frecuentes las denominadas “exclusivas” en las que se muestran, en condición de primicia, acontecimientos relacionados a la esfera íntima de los personajes famosos. Muchas veces se informa o muestran imágenes acerca de romances, bodas, divorcios o separaciones, sin mayor propósito que el de satisfacer la curiosidad del público; sin embargo, con esto se puede incurrir en la violación de derechos de los personajes involucrados como es el derecho al honor, a la buena reputación, asimismo, a la intimidad personal y familiar.
La divulgación de una información que ataque a la intimidad de una persona puede configurarse como un paso previo a una lesión del honor, así como, a la calumnia y a la difamación. Todos estos delitos, cometidos muchas veces por una irresponsabilidad o sentido sensacionalista de la noticia, ha llevado a muchos profesionales, y con ello a todo un equipo periodístico, a rectificarse, por las versiones vertidas, en su propio medio o en última instancia en el Poder Judicial donde se pretende hacer valer los derechos de los agraviados.
Si bien, las libertades de expresión e información garantizan la existencia de una opinión publica libre y es una condición para la existencia de una sociedad plural y democrática, en el ámbito periodístico hay quienes consideran que ésta se encuentra en constante colisión con el derecho a la intimidad.

Pese a que ambos derechos (información e intimidad) son conte
mplados por la ley de darse alguna duda sobre la primacía de cada uno, se determina que el primero prevalecerá sobre el segundo, siempre y cuando la información que se pretenda publicar sea veraz, objetiva y de interés público; sino se cumple alguno de estos requisitos y se transmite la información se estaría violando un derecho que conllevaría a una responsabilidad civil y penal por parte del periodista que emite la “noticia”.

Los periodistas tienen la obligación de respetar la intimidad, que en definitiva es el derecho que concierne a una persona de ser ella la que determine cuándo y hasta dónde quiere entrar en contacto con la sociedad, ya que la esfera de lo intimo es personal y solo se podrá participar de ella con expresa autorización de la persona cuya intimidad será compartida.


No todas las dimensiones de la vida del hombre tienen que ser divulgadas, incluyendo al personaje público, que no por esa condición está en la obligación de compartir con todos su vida privada. Toda información relativa a su entorno íntimo será relevante y materia de difusión si ésta tiene repercusión en la labor que desempeña y si además representa evidencias para una denuncia o sea un hecho trascendente que tenga importancia en la sociedad.

Sin embargo, la falta de responsabilidad de algunos periodistas al emitir la información hacen desmerecer a la profesión poniendo en duda la seriedad y los principios que la carrera reconoce como básicos en la elaboración de la noticia. Una información que no es tratada con objetividad, veracidad, imparcialidad, honestidad y responsabilidad no puede ser transmitida por ningún medio porque éste después se verá obligado a ofrecer disculpas públicas.

Evidentemente, los errores de publicar sin contrastar fuentes son los que hacen que cada vez los medios pierdan credibilidad y respeto en la sociedad. Si todos nos preocuparíamos por brindar información veraz y objetiva sin dejarse llevar por el entusiasmo de desvelar algo no confirmado, se evitarían disculpas que no hacen más que reconocer un error que nunca se debió cometer en un medio periodístico.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Novedoso Museo de Identificación..... Único en Latinoamérica

Interpretativo
La mañana del 21 de noviembre tenía pactada una entrevista con la administradora del Museo de la Identificación (RENIEC), ubicado en san isidro. Mientras iba en el carro, motivada por la temática de identidad, me imaginaba un museo lleno de libretas electorales y D.N.I.; sin duda, ni mi imaginación, ni cultura, hacían presagiar que encontraría cosas más interesantes.

Este museo fue inaugurado el 30 de mayo de este año y desde entonces orienta sus servicios de guiado al objetivo de contribuir y promover la cultura de identificación en el Perú.


Sus instalaciones están divididas en diferentes ambientes que transportan al visitante a un mundo diferente; así, al comenzar el recorrido se aprecia una recreación de la selva con animales, paisajes y ruídos característicos de la región, donde además se explica la identificación de los animales a través de los sonidos y olores que emiten.

Al continuar en la ruta de guiado encontramos una cueva y un hombre nómade (tamaño real) en la que se muestran las primeras manifestaciones de identificación humana a través de las pinturas rupestres y el sello de las palmas de las manos en la superficie interna de la caverna.
Al salir de este ambiente, un poco oscuro y tenebroso, ingresamos casi de inmediato en un espacio dedicado a las tribus donde se aprecia la identificación de las comunidades indígenas a través de su forma de vestir, de pintarse la cara etc., pero los ambientes no se limitan a esos tres, sino por el contrario, el recorrido continuaba con la exposición de algunos bustos de gobernantes europeos y con la explicación del guía que nos decía que antiguamente las autoridades de Roma, Grecia o Atenas materializaban su imagen en diversos monumentos y sellos de monedas con el fin de identificarse como autoridades frente al pueblo. Luego de conocer un poco acerca de la identificación mundial apreciamos la representación de los incas en miniatura del periodo preincaico, con sus prendas y ornamentos característicos. Todos un claro ejemplo de las diferentes maneras de identificación de los animales y humanos en tiempos remotos.
Dentro del servicio de guiado, además de la interacción, se utiliza un didáctico video en el que se habla sobre las ventajas de poseer un documento de identidad, lo cual se complementa con información institucional del RENIEC y con la exhibición de las diferentes formas de identificación de las personas como la antropometría, que es la medición de las partes del cuerpo; la dactiloscopia, a través del análisis de la huella dactilar; la quiroscopía, el estudio de la palma de la mano; el odontograma, observación de la composición dental; la grafotecnia, análisis de la grafía de las personas, etc.

Adicionalmente, el museo muestra la evolución de los documentos de identidad desde la primera libreta electoral de 1931 hasta la aparición del DNI en 1997, de este último se explica cuáles son sus elementos de seguridad que lo hace infalsificable, de qué material está hecho y todo respecto a su emisión. Sin duda valiosa información para quienes busquen registros históricos de la identificación humana en nuestro país.

Para las personas que deseen conocer este museo o llevar a sus hijos a realizar este divertido recorrido en el que se conoce la historia de la identificación en el Perú y el mundo, puede hacerlo de martes a viernes de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. para estudiantes y de 1:00 p.m. a 5:00 p.m. para el público en general. Los sábados de 9:00 a.m. a 1:00 p.m. en Paseo de la República 3505, San Isidro.
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