domingo, 26 de noviembre de 2006

¿Cómo va la prensa?... derecho a la intimidad e información, otra colisión del periodismo

Opinión
Han sido muchas las situaciones en las que periodistas, en el ejercicio de su carrera, se han visto involucrados en problemas legales debido al mal tratamiento que le dan a una información y a la falta de ética que ello constituye para la labor periodística.


Como sabemos el carácter colegiado de un periodista es voluntario y a parte del Consejo de la Prensa Peruana, que no es reconocida por todos, no existe otra institución que respalde y regule el buen ejercicio de esta actividad; sino por el contrario, queda en los profesionales la responsabilidad de cumplir su trabajo de acuerdo a las normas éticas que la profesión exige, sin violar, ni vulnerar los derechos inherentes a toda persona.

En la prensa son muy frecuentes las denominadas “exclusivas” en las que se muestran, en condición de primicia, acontecimientos relacionados a la esfera íntima de los personajes famosos. Muchas veces se informa o muestran imágenes acerca de romances, bodas, divorcios o separaciones, sin mayor propósito que el de satisfacer la curiosidad del público; sin embargo, con esto se puede incurrir en la violación de derechos de los personajes involucrados como es el derecho al honor, a la buena reputación, asimismo, a la intimidad personal y familiar.
La divulgación de una información que ataque a la intimidad de una persona puede configurarse como un paso previo a una lesión del honor, así como, a la calumnia y a la difamación. Todos estos delitos, cometidos muchas veces por una irresponsabilidad o sentido sensacionalista de la noticia, ha llevado a muchos profesionales, y con ello a todo un equipo periodístico, a rectificarse, por las versiones vertidas, en su propio medio o en última instancia en el Poder Judicial donde se pretende hacer valer los derechos de los agraviados.
Si bien, las libertades de expresión e información garantizan la existencia de una opinión publica libre y es una condición para la existencia de una sociedad plural y democrática, en el ámbito periodístico hay quienes consideran que ésta se encuentra en constante colisión con el derecho a la intimidad.

Pese a que ambos derechos (información e intimidad) son conte
mplados por la ley de darse alguna duda sobre la primacía de cada uno, se determina que el primero prevalecerá sobre el segundo, siempre y cuando la información que se pretenda publicar sea veraz, objetiva y de interés público; sino se cumple alguno de estos requisitos y se transmite la información se estaría violando un derecho que conllevaría a una responsabilidad civil y penal por parte del periodista que emite la “noticia”.

Los periodistas tienen la obligación de respetar la intimidad, que en definitiva es el derecho que concierne a una persona de ser ella la que determine cuándo y hasta dónde quiere entrar en contacto con la sociedad, ya que la esfera de lo intimo es personal y solo se podrá participar de ella con expresa autorización de la persona cuya intimidad será compartida.


No todas las dimensiones de la vida del hombre tienen que ser divulgadas, incluyendo al personaje público, que no por esa condición está en la obligación de compartir con todos su vida privada. Toda información relativa a su entorno íntimo será relevante y materia de difusión si ésta tiene repercusión en la labor que desempeña y si además representa evidencias para una denuncia o sea un hecho trascendente que tenga importancia en la sociedad.

Sin embargo, la falta de responsabilidad de algunos periodistas al emitir la información hacen desmerecer a la profesión poniendo en duda la seriedad y los principios que la carrera reconoce como básicos en la elaboración de la noticia. Una información que no es tratada con objetividad, veracidad, imparcialidad, honestidad y responsabilidad no puede ser transmitida por ningún medio porque éste después se verá obligado a ofrecer disculpas públicas.

Evidentemente, los errores de publicar sin contrastar fuentes son los que hacen que cada vez los medios pierdan credibilidad y respeto en la sociedad. Si todos nos preocuparíamos por brindar información veraz y objetiva sin dejarse llevar por el entusiasmo de desvelar algo no confirmado, se evitarían disculpas que no hacen más que reconocer un error que nunca se debió cometer en un medio periodístico.
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